No me canso de ver esta dulce foto del perrin de una querida amiga que tan amablemente me ha cedido ( yo encantado y agradecido ) para abrir hoy nuestro blog.
Y yo me pregunto:
¿por qué se les llega a querer tanto a estos bichejos que nos alegran tanto a veces la vida y llenan esos huecos que muchas veces no aciertan a llenar los humanos?
Pasamos por la vida una vez y nos empeñamos en coleccionar bienes materiales, que luego amontonas y olvidas en un instante en el estante sin importarte lo mas mínimo ya.
Solo te das cuenta de lo inservibles que son cuando llega el día y tienes que hacer una mudanza. Y como decía aquel amigo cada vez que hacíamos limpieza de cajones y él simplemente se limitaba a archivarlo en b depositándolo directamente en la papelera a la vez que añadía un simpatico comentario:
- Si hasta hoy no lo he necesitao, no se por qué ahora lo voy a necesitar.
Y si lo analizas de verdad te das cuenta que hasta tenía razón.
Muchas cosas las compramos por impulso, trastos la mayoría inservibles, inutiles que no son ni siquiera originales, y los seguimos guardando por si acaso mañana los necesitamos.
Pero es divertido, cuando haces limpiezas del trastero normalmente un par de veces al año y te encuentras allí aquel regalo empaquetado todavía ( ya con los bordes un poco rozados ) que compraste un día pensando que podría serte útil para regalar a yo que sé que pariente que nunca acabas viendole y mucho menos regalándoselo porque cuando llega el momento ha pasado tanto tiempo que el regalo ya ha quedado desfasado , ¿Y que haces con él? Al trastero de cabeza.
De pequeño coleccionaba chapas, me imagino que igual que todos los niños de mi edad. Y qué orgulloso me sentía de ellas. !Como han cambiado los niños de ahora!
Dales una chapa a ver si te la coleccionan!
Ahora colecciono canciones.
Y las tengo de todos los gustos, rockeras, medios tiempos, lentas, tristes, alegres, motivadoras, mi canción de hoy ( esa que no te quitas de la cabeza como bien diría H en su magnífico blog homónimo ).
Tengo mis favoritas, mis preferidas, mis incondicionales, las que me quitan las penas, las que me animan,las que me ayudan a entenderte, a quererte, a sacar a veces lo mejor de mi y ponerlo sin condiciones en tus manos.
También tengo las inacabadas, las eternas, las que nunca escribí, las que cambio de bolsillos cada vez que cambio de traje. Esa que tenemos a medias y ya va a hacer una década desde que pusimos la primera palabra.
También, esa que tienes en la punta de la lengua a punto de escribir y luego pones la radio y la cantan otros y dices ostras esa como no se me ocurrió a mi antes.
Pues si, de esas también tengo.
Y tengo una para cada día. Para cuando viajo, para cuando estoy proyectando algo, para cuando quiero evadirme, para cuando regreso de noche a casa y veo que soy el último que aparca siempre en el garaje.
Pero estoy contento y orgulloso de ellas, sin duda me han aportado mucho.
No sabría vivir sin ellas.
Rod Rodríguez
